Fotógrafo de bodas - Lisboa

Una de las cosas que más me gustan, fuera de la fotografía de bodas, es visitar una ciudad y, cámara al hombro, pateármela entera haciendo fotos y buscando rincones. Y la verdad es que para hacer fotografía de viajes o fotografía de calle pocos lugares hay mejores que Lisboa.

Perderse por sus calles empedradas. Subir y bajar sus continuas cuestas disfrutando de los distintos tipos de mosaicos que adornan las fachadas. Contemplar al atardecer sus maravillosas vistas desde los diferentes miradores que cuelgan sobre el vacío. Pasear junto al agua hasta la torre de Belem, con el Puente 25 de abril a la espalda, hasta ver cómo el río Tajo desemboca en el mar. Y su luz, siempre su luz. Lisboa es luz.

Todo esto envuelto en ese aroma decadente y en esa autenticidad que rebosa carácter, resultado de sentirse especial y no tener pensado negociar esa identidad por nada del mundo. Sin duda algo que convierte a Lisboa en un lugar único al que uno siempre quiere regresar.

Muito obrigado Lisboa.